miércoles, agosto 02, 2006

El punto de no retorno

Acabo de leer un post que ha puesto mi apañero Paco Estocolmo en nuestro blog general de becarios que habla sobre un tema con el que me siento muy identificado, escrito por el becario actual de Helsinki.

Ocurre muchas veces que en pueblos pequeños a unos determinadas personas les ocurre algo que les hace separarse de los demás, al menos intelectualmente (un viaje, irte a vivir fuera, etc). Esta experiencia siempre consiste en separarte un tiempo de tu gente y luego volver a lo que era tu entorno de siempre. Ese hecho te hace ver que tu entorno no es especial, que tu pueblo no es el mejor, que nada gira alrededor de tu vida, como creias inconscientemente, tu eres uno más de los 6 mil millones de personas que pueblan este planeta. Cuando vives en una población pequeña, eso ya te hace distinto de la gente con la que te has criado.

En mi caso creo que ocurrió con mis primeros viajes a Madrid, no porque fuese Madrid, sino porque era la primera vez que estaba solo en una gran ciudad, con nuevos amigos, sin llevar conmigo nada de mi ambiente cotidiano. Cada vez que volvia de un viaje era peor, yo veia a mis amigos son sus mismas gamberradas de siempre, sus mismas frases chistosas, tu aunque te hubieses ido una semana era como si lo hubieses hecho un mes. Era peor en casa, cuando eres pequeño asumes normas como lógicas, haces caso a tus padres en todo, son los que mas saben. Al conocer otras cosas lo comparas y piensas porqué en mi casa es distinto, empiezas a comentar esos cambios en casa, pero tus padres te ignoran y te dejan como "el rarito". Lo peor es cuando crees que ya has alcanzado a tus padres y los estás dejando atrás.

A partir de todo esto ya te encuentras solo, todo tu mundo anterior deja de aportarte cosas, se convierte en eso que quieres evitar, el estancarte. Ves como todos tus amigos se compran piso, se echan novia, pero a ti ya te da igual, porque tu no formas parte ya de eso, tu camino es distinto, tu vida será diferente. Fué cuando tuve ese nivel de consciencia cuando me convertí en un adicto a vivir, cuando emprendí esa búsqueda hacia ese estado en el que mi vida pueda transcurrir en paz otra vez, esa búsqueda que todos tenemos que hacer solos, por mucho que nos asuste, solos, completamente solos.

De todas formas soy consciente de que, si llego alguna vez a ese estado, tarde o temprano otra experiencia podrá sacudir los cimientos de mi realidad, haciendo que mis inquietudes se despierten, empiecen a moverse dentro de mi cabeza como impulsos eléctricos que agilicen mi mente, la espabilen del letargo y me hagan volver a la vida. Otra vez se me devolverá a la búsqueda eterna de la paz espiritual. Es lo que pienso que le dá belleza a la vida.

3 comentarios:

Rafa Muñoz dijo...
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Rafa Muñoz dijo...

La búsqueda de la paz espiritual se hace mirando hacia dentro de uno mismo, independientemente de dónde y cuándo se sea o esté. Piénsalo, no sé si te has dado cuenta.

Hablo de más, mañana te digo que me llames y echamos la peoná.


Un abrazo niño

martuky dijo...

Creo que cada uno se hace su camino al andar (si es un plagio...ains!!) y cada persona toma sus decisiones en cuanto a su vida, porque hay gente que vive en su pueblo o en su ciudad y son felices así, no quieren cambiar, no quieren salir de esa monotonía que a otros sin embargo nos agota, agobia y nos obliga a buscar otras cosas... te entiendo... pero no ser la masa tampoco está tan mal... ¡¡ROMPAMOS LA MONOTONÍA!!

Un besazo mañico!!